La economía social y solidaria da empleo a unos de 250 millones de personas en el mundo

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Ana Álvaro Moreno y Fernando Sabín Galán, dos de los autores del último Zoom Económico de Fundación Alternativas, presentaron el documento titulado ‘La Economía Social y Solidaria: Balance provisional y perspectivas para España’. La Economía Social y Solidaria (ESS) promueve canalizar propuestas, alternativas y nuevos modelos económicos en todo tipo de sectores, especialmente en aquellos donde el modelo tradicional de empresa ha provocado situaciones de crisis sufridas por toda la sociedad, como el sector financiero, la vivienda o el sector energético. La ESS busca satisfacer las necesidades de las personas a través de formas cooperativas y mediante la desmercantilización de determinados aspectos de la vida. Además, aspira a conseguir una mayor democracia en la empresa: negocios que sean propiedad de los trabajadores y las trabajadoras y en las que todos y todas tengan el mismo poder.

La Economía Social, que cuenta con casi 150 años de trayectoria, está influenciada por las bases y valores del cooperativismo, aunque, como señalaba Ana Álvaro, “pone más énfasis en el cuidado del medioambiente y la sostenibilidad de la vida. La economía tiene que verse como un medio y no como un fin en sí mismo”.

A pesar de la ausencia de datos actualizados y desagregados y, por ende, las dificultades para ofrecer cifras fundamentadas, “la ESS da empleo a alrededor de 250 millones de personas a nivel mundial, mucho más que el que proporcionan las empresas multinacionales”, apuntaba Ana Álvaro, mientras que “en España genera aproximadamente un 12,5% del empleo total y se constituye como un ámbito de la economía que resiste mejor a las situaciones de crisis que la economía convencional”.

Entre los retos que plantea la ESS destaca la incorporación y expansión hacia nuevos sectores económicos y transformadores, así como identificar cuáles son las organizaciones o iniciativas que prestan servicios vinculados a la economía social. Es importante también que las demandas que en este sentido se plantean desde la sociedad se transfieran a los programas políticos y a las políticas públicas; por ejemplo, el desarrollo de políticas de fomento dirigidas a proyectos más innovadores y a aquellos que abordan los ámbitos en los que la empresa privada no alcanza los umbrales de rentabilidad económica.

Para concluir, los autores remarcan la necesidad de continuar trabajando en formar e informar acerca del papel que la ESS juega en la satisfacción de las necesidades de consumo y, en palabras de Fernando Sabín, “como modelo que genera una mayor cohesión, equidad social y calidad de vida y empleo”.

Ana Lascorz


Dossier de prensa

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